lunes, 19 de marzo de 2012

Regreso al futuro andaluz


Las encuestas publicadas el domingo en los diferentes diarios pronostican el triunfo del PP en las elecciones andaluzas del próximo domingo 25. Salvo fenómeno de última hora el PP se hará con el último reducto plenamente del PSOE, para así conseguir el dominio institucional de casi todo el estado. Y lo va a hacer de la misma manera en la que han llegado al gobierno central, sin desvelar parte de su programa de futuro y confiando en el desgaste del gobierno del PSOE y su nefasta gestión de la crisis, además del extra añadido del caso de los EREs fraudulentos, que ha terminado de hundir a un PSOE ya de por sí sentenciado.

Que Andalucía necesita un cambio es evidente. El paro de esta Comunidad Autónoma es el mayor de toda España, muy por encima de la media nacional, pero la propia idiosincrasia y estructura de la región no invita para nada al optimismo augurando un futuro ya visto en el pasado. Cortijos del siglo XXI, donde jornaleros y sirvientes entregarán lo único que tienen, su fuerza de trabajo, a unos amos que les asegurarán un mendrugo de pan y un trozo de colchón. Milana bonita, que diría Azarías. Si hasta el Ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, decía ayer en Jaén que “el Gobierno no hará imposible la vida a los más débiles”, cosa lógica, saben de sobra que los necesitan. Apretarán pero no ahogarán. Para que haya ricos es condición indispensable que haya pobres.
El pueblo andaluz, si nada lo remedia, está a punto de entregarse a los pies de los señoritos del PP, haciendo caso al discurso dominante que afirma que no hay otro remedio. Un discurso que utiliza la derecha mediática en base a la influencia de los poderes fácticos actuales, mercados, banca o multinacionales, que de repetirlo una y otra vez ha acabado por destrozar a la izquierda ideológica y ha sido asumido por una sociedad sodomizada y paralizada incapaz de pensar y actuar por sí misma.

Pero aún hay tiempo, andaluces, claro que Andalucía necesita un cambio, pero no este cambio, que más bien es un seguidismo de las últimas políticas del PSOE, pero sin medias tintas. Andalucía necesita un giro hacia la izquierda, unas políticas económicas y sociales participativas, donde la prioridad sean los problemas reales de la ciudadanía y no la salud del sector bancario o de los mercados especulativos. Porque de no ser así, serán los propios andaluces los que se pongan los grilletes, y el PP sólo tendrá que ajustárseles.

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