Comenta el suegro de Urdangarín, también conocido como Rey
de España o Jefe del Estado, que “el
paro juvenil a veces me quita el sueño”. Sólo a veces. Dicen las malas lenguas
que hay otras veces que las andanzas de su yerno son las que le producen los
desvelos. Me lo imagino allí, en su Palacio Real, acostado en su cama Real y
vestido con su pijama Real, con los ojos como platos y pidiéndole a Sofía que
le prepare un buen tazón de infusión relajante. Cada vez más nervioso, pues el
despertador Real está a punto de sonar y le va llegando la hora de calzarse su
corona Real para ponerse a reinar desde bien temprano.
Yo le entiendo al Monarca, porque motivos no le faltan para
su preocupación. No debe ser fácil ponerse a pensar en el futuro que les espera
a tanto nieto que ve corretear por los pasillos de Zarzuela. Encontrarles una
buena colocación, con los altos índices de paro juvenil que hay, va a ser una
tarea ardua, además con el añadido de estar en situación de riesgo de exclusión,
al ser todos miembros de familias desestructuradas o poco tradicionales al uso.
A saber, los más mayores hijos de un enlace donde la convivencia matrimonial hace
ya mucho tiempo que cesó; los de la mediana que deben estar pasando un estado
de shock al ver como su padre está de momento imputado por creerse el más listo
de la Corte; y finalmente las niñas de un heredero que se fue a casar con una
plebeya divorciada, la cual, por muy delgada que esté, al parecer en toda la
Casa Real debe caer un poco gorda.
Aunque quizá el insomnio que padece el Borbón le venga por
otras causas que le estén produciendo serias pesadillas. No vaya a ser que en
mitad de la noche se despierte sobresaltado al pensar que, con la grave crisis económica
y social que está cayendo, salté un día la chispa que despierte al Pueblo, y éste
decida ponerse a gobernar de una vez y por todas. Veríamos como se desmoronaría,
como si de un castillo de naipes se tratase, todo este rancio sistema
monárquico medieval, arrastrando consigo todos los privilegios de otro siglo
que aún hoy siguen disfrutando familias como la borbónica. Lógico que ande
intranquilo don Juan Carlos.
Aun así, esta noche puede dormir un poco más tranquilo el
campechano, pues ha dicho el Ministro De Guindos que “hay signos incipientes
positivos en la economía”, lo que vienen a ser unos brotes verdes de toda la vida.
Además Rajoy ha venido de Bruselas en plan crecido y con una actitud muy
arrogante alardeando de farol en el regateo con la UE por el ajuste del
porcentaje de déficit público para el presente año.
De todas maneras que no se descuide su Majestad, yo que él
dormiría con un ojo abierto, porque tanto él como yo sabemos que cada día que
pasa queda un día menos para que se cumpla su pesadilla y mi sueño.
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