Casi a la sombra de las elecciones andaluzas, mañana domingo
el electorado asturiano está llamado también a las urnas para elegir de nuevo
el parlamento autonómico. Un año después de la victoria del Foro Asturias de
Álvarez-Cascos, el que fuera Secretario General del PP y Vicepresidente y
Ministro de los gobiernos de Aznar, se ha visto obligado a convocar elecciones
para lo que resta de mandato al quedarse solo en las votación para sacar
adelante los nuevos presupuestos.
Las encuestas prevén una victoria del PSOE, pero la clave
está en el posible entendimiento entre el PP y el Foro para alcanzar un
gobierno de mayoría que proporcione estabilidad al Principado. Las disputas
personales entre Álvarez-Cascos y la dirección del PP asturiano han marcado la
relación entre ambos partidos provocando el desgobierno en las Juntas Generales,
poniendo de manifiesto que, aunque la ideología de las dos formaciones
políticas es la misma, para la derecha son más importantes las situaciones
personales que dar solución a los problemas de los ciudadanos.
Este hecho, que se repite en otros gobiernos municipales
como es el caso de mi ciudad, Aranda de Duero, donde un díscolo del PP, que se
presentó a las elecciones bajo otras siglas, mantiene el Ayuntamiento bloqueado
a la espera de si entra a formar parte del equipo de gobierno, abre una puerta
a la urgente necesidad de romper la unidad de la derecha agrupada en el PP. A
nivel nacional esta tarea es harto complicada de momento, pues si bien estos
grupos pueden entrar en la disputa por los gobiernos municipales o autonómicos,
como también es el caso de UPN en Navarra, cuando quieren llegar al parlamento
nacional caen rendidos o vendidos al poder del PP, con quien se alían sin
ningún tipo de complejo. Sólo UPyD parecía capaz de meterse en la parcela
dominada por los populares, pero la indeterminación y la ambigüedad del partido
de Rosa Díez han sido decisivas para el escaso éxito de esta formación en el
centro derecha, haciendo caso omiso al refranero español cuando dice que quien
mucho abarca poco aprieta.
Así que, aunque lejos aún de ganar esta batalla en el estado,
a nivel municipal y autonómico, y mientras dure la desorientación de una
sociedad sodomizada como la actual, no queda otra que aplicar el divide y
vencerás. La tarea consiste en airear los trapos sucios internos del PP, peleas
por ocupar cargos de responsabilidad, líos en la carrera por ser el más
corrupto, disputas por enchufar a la familia, y contiendas parecidas para
dinamitar esa unidad artificial del PP. Y que mejor lugar que Asturias, tierra
dinamitera por excelencia, para empezar por aprovecharse de la atomización de
la derecha, y conseguir invertir el sentido de unas políticas económicas y
sociales que tanto daño están haciendo y van a hacer a la ciudadanía.
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